Muchas veces son los padres los que no tienen un vínculo aceitado con la literatura y eso les genera vergüenza y extraña
CUANDO Y COMO
"El mejor momento para empezar a contar cuentos a los chicos es...cuanto antes", dice Machado García y cuando habla de contar cuentos no se refiere necesariamente a leerlos: también pueden ser relatos orales, siempre y cuando sean convenientemente dramatizados para que el chico -que percibe con más facilidad el gesto que la palabra- "se enganche" con la historia. Para la American Library Asociation, a los chicos hay que contarles cuentos desde que nacen y de manera sistemática. Es por eso que recomiendan fijar una hora del día para hacerlo y en un lugar cómodo, alejado de cualquier distracción. Entre los momentos considerados apropiados se cuentan la hora de la cena o antes de dormir. También ellos recomiendan darle expresividad a la voz: un cuento leído de manera monocorde o con dificultades e interrupciones no atraparía a un adulto y mucho menos a un chico. Así que sugieren vencer la vergüenza y actuar los cuentos y promover la participación del chico. ¿De qué modo? Dejándolo que toque el libro cuando quiera, que pase las páginas él si lo desea, que vaya mirando las ilustraciones, que señale objetos vinculados con la trama o que repita palabras. Todo esto cuando se trata de chicos de hasta tres años. Después sugieren compartir la lectura, el debate y la discusión como estímulos para que los chicos lean. Otro consejo: leer los libros toda vez que los chicos lo pidan, y aunque el padre esté cansado de hacerlo. Para evitar el tedio de esta situación, Machado García sugiere dejar los finales abiertos. Leer el cuento conocido hasta cierto punto y entonces sugerirle al chico que imagine distintos finales para la misma historia. PREDICAR CON EL EJEMPLO Pero hay un elemento que los especialistas consideran fundamental y es el ejemplo. Si el chico ve al padre con libros, leyendo libros, yendo a librerías y a bibliotecas, va a tener una relación más natural con el libro objeto. Es por eso que también recomiendan asociar a los chicos a bibliotecas públicas desde edades tempranas y llevarlos. Allí, y en otras instituciones culturales, se los puede hacer escuchar a narradores orales. Pensar que la lectura a través de Internet suple al libro escrito, no es un buen camino. De hecho, en los últimos años ha surgido una nueva camada de lectores, seguidores de sagas como Harry Potter o El Señor de los Anillos, que a pesar de haber crecido con Internet siguen considerando al libro tradicional la mejor forma de leer. Y se revelan lectores más apasionados que sus propios padres.
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